En la cuestión de saber explotar las contradicciones esta experiencia nos enseña que la forma correcta de negar la democracia burguesa tiene que ver con no comprometerse de principio en un rechazo de la participación en la lucha civilizada, parlamentaria, o en mesas de concertación con los opresores; o mejor dicho en participar en esos espacios cuando en últimas esto facilite la disolución de esos mismos espacios.
Lo decía Lenin en La enfermedad infantil del Izquierdismo en el Comunismo "El medio más seguro de desacreditar una nueva idea política (y no solamente política) y perjudicarla, consiste en llevarla hasta el absurdo, so pretexto de defenderla".
De forma análoga a como se trataba de hacer ver al "izquierdista" del error que cometía al rechazar de tajo participar en sindicatos, organizaciones, y parlamentos reaccionarios, aspecto teórico que se encuentra amplísimamente desarrollado, hace falta hacer ver que allí donde nos hemos acostumbrado a la lucha "legal", en sus formas más petrificadas, no deberíamos olvidar combinar esas formas de lucha con otras que estamos en mora de ejecutar cuando sea justo.
En vista entonces de poner al día la cuestión de la combinación de las formas de lucha, cuando es justo y obligatoria dejar las formas más "pacíficas" y "legales" de lucha, y en particular el boicot que no es otra cosa sino, como se dice más arriba, una forma de llevar una idea hasta el absurdo. Es pues, de esa manera como podemos entrever que el momento es justo para una combinación de estas dos formas de lucha.
